Cada nervio, cada músculo, cada víscera posee un alma en perpetua metamorfosis... ¿Quién ha pensado en la independencia del fragmento de la carne? ¿Hemos puntuado el cuerpo? El alma es carne y sangre que habla, pinta, escribe, inscribe en carne o sangre rayas, barrotes, signos... El cuerpo... ¡Ah el cuerpo! ¡Mucho debería discutirse sobre un concepto tan "espiritual"!
TRIAS, EUGENIO. (1991) La dispersión, Ediciones Destino, Barcelona
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